martes, 27 de noviembre de 2012

GASPAR GARCÍA LAVIANA, ASTURIANO, SACERDOTE,GUERRILLERO Y POETA

 
 
Ernesto Cardenal, el polémico sacerdote, crítico implacable del colonialismo hispano, poeta y revolucionario contra el régimen sandinista en Nicaragua, allá por los años setenta y ochenta, está en España recogiendo el premio de poesía doña Sofía, dotado con 42.1000 euros, que ha coincido con la publicación de una antología suya bajo el título de Hidrogeno enamorado. Pero ese premio y su estancia en la península ibérica me ha traído a la memoria a otro sacerdote, revolucionario y poeta asturiano, Gaspar García Laviana, prácticamente olvidado hoy en día, que también luchó con los guerrilleros nicaragüenses en lo que posiblemente fue una de las últimas revoluciones románticas en América.

Gaspar García Laviana nació en 1941 en Asturias, en el valle de La Hueria, en San Martín del Rey Aurelio, ordenándose sacerdote en la orden del Sagrado Corazón. Más tarde, en Madrid, compaginó su vocación de sacerdote con el trabajo en una carpintería de su barrio. Pero en 1969 se marchó a Nicaragua como misionero y se terminó implicando políticamente contre el dictador Somoza e integrándose en la lucha armada revolucionaria hasta que en diciembre de 1978 murió en combate siendo conocido como comandante Martín y estando al frente de una columna guerrillera al lado de otro mítico revolucionario, Edén Pastora.

Una lucha que compaginó con su faceta como escritor, como poeta:

A morir
a morir guerrillero
que para subir al cielo
hay que morir primero.

Pero también en sus poemas dejó escrito su filosofía política:

¡¿Es de izquierda o de derecha?¡
Tenga calma.
Yo soy como las estrellas
 con propia luz en el alma.

Un año después de su muerte publicaron en Managua su libro Cantos de amor y guerra. Precisamente, Ernesto Cardenal escribió en la introducción a este obra que “por su vida y su muerte es una inspiración y un ejemplo a seguir para todos los sacerdotes, para todos los cristianos y todos los nicaragüenses. Y Daniel Ortega, guerrillero que sería presidente del país tras derrocar a Somoza, dijo que “la muerte de Gaspar fue el impulso que nos llevó a la victoria“.

martes, 13 de noviembre de 2012

REAL DEL CATORCE, UN PUEBLO FANTASMA MUY VIVO

La Sierra Madre central, semidesértica, desde Real del Catorce (Foto del autor)

El túnel Ogarrio, de 2,260 kilómetros, construído en 1897, y que hay que atravesar para llegar al pueblo (Foto del autor)
Camino empedrado, de 20 kilómetros, que lleva atravesando zonas desértiocas, hasta el pueblo (Foto del autor)

Un  aspecto del Real del Catorce (Foto del autor)

Sustento en piedra tallada del balcón de una de las principales casas (Foto del autor)

Templo de la Purísima Limpia y calle central (Foto del autor)


 
Real del Catorce es un viejo pueblo minero situado en las alturas de la mexicana Sierra Madre central. Hasta finales del siglo XIX vivió de sus minas de plata, pero cuando fueron agotándose fue perdiendo poco a poco a sus cuarenta mil habitantes hasta quedar prácticamente desierto. Tan desierto como el territorio que lo acoge, el llamada Wirikuta y considerado sagrado por los huicholes que todos los años, a principios del verano, efectúan una peregrinación para realizar rituales relacionados con el peyote, el cactus alucinógeno.

No se sabe ciertamente por qué el pueblo, fundado en el siglo XVIII, se llama Real del Catorce, aunque se dice que  por los españoles muertos en un ataque indígena. El nombre original e imposible fue de Villa Real de Minas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Guadalupe de los Álamos de Catorce. Parece ser que a mediados del siglo XIX tenía unos 40.000 habitantes y producía unos tres millones de plata anuales. Incluso el presidente Porfirio Díaz viajó hasta allí en 1895 para inaugurar unos ingenios mineros en un largo viaje en tren, carreta de mulas y  a caballo. Un viaje que hoy en día sigue siendo pesado aunque se haga en  coche, ya que hay que transitar por una dificultosa y lenta carretera empedrada de 20 kilómetros de longitud, que en su tramo final zigzaguea y va subiendo hasta desembocar en un largo túnel de poco más de dos kilómetros que hay que atravesar para poder llegar al pueblo.

Hoy en día, ya sin plata, el pueblo -que estuvo prácticamente abandonado- se ha reconvertido al turismo, explotando su leyenda de pueblo fantasma. Incluso fue escenario de la película El Mexicano, que protagonizaron Brad Pitt, Gene Hackman y Julia Robets. Pero en realidad de pueblo fantasma no tiene nada, o en todo caso es un fantasma muy vivo. Se han rehabilitado algunos edificios, dedicándolos a hoteles y restaurantes. Los fines de semana, sobre todo, se llena de coches estacionados por las empedradas y empinadas calles y todo el pueblo es un conjunto de vendedores y puestos ambulantes. De la soledad y paz del presunto pueblo fantasma no queda nada.

jueves, 8 de noviembre de 2012

MARIHUANA Y PEYOTE ¿DROGAS A LEGALIZAR?



 
El cactus del peyote



Plantas de marihuana

Huicholes en una celebración con peyote
 
La marihuana acaba de legalizarse para consumo y uso recreativo en los estados de Colorado y Washington (USA) mientras que en otros 17 es legal para fines medicinales. Teniendo en cuenta que la mayoría procede de México este país se pregunta cada vez más por qué no la legaliza también. Sobre todo teniendo en cuenta la sangría insoportable de 70.000 muertos que ha costado en los últimos seis años su combate contra la droga y el narcotráfico.

Pero si la marihuana se produce (y se consume) en grandes cantidades en México y es figura habitual en sus tradiciones y su folklore: recuérdese la popular canción de la cucaracha que ni tenía marihuana (o marijuana) que fumar, otra droga muy antigua y simbólica es el peyote. Se encuentra en territorio huichol, una tribu que vive en la Sierra Madre Oriental, principalmente en las tierras desérticas de San Luís Potosí. El peyote (lophophiora wiliamsii), “la planta que hace que los ojos se maravillen“, es una cactácea como un botón de cactus pequeño, sin espinas y que crece humildemente, pegada a la tierra, con más de tres mil años de antigüedad. Antes de la llegada de los españoles ya toltecas y chichimecas conocían desde hace siglos el peyote, que consideraban una planta sagrada, según relata Bernardino de Sahagún, uno de los primeros cronistas. Los que comen o beben el peyolt, cuenta, ven visiones espantosas, la intoxicación dura dos o tres días, y da ánimo para pelear y no tener miedo, ni sed, ni hambre. Es consumido y empleado con fines rituales por corras, tarahumaras, tepehuanes, huicholes, comanches,en  teritorio mexicano, y otras cuantas tribus más asentadas en lo que hoy es Estados Unidos. El peyote, que proviene de la voz náhuatl peyolt , recibe otras varios nombres según las poblaciones: ciguri, kamaba, hikuri, hualari y wokow.

El peyote -los españoles de la conquista lo llamaron raíz diabólica- tuvo en las generación beat, por los años sesenta, sus mejores propagandistas, con nombres tan ilustres como Burroughs, Kerouac o Ginsberg.



 

 

martes, 6 de noviembre de 2012

SAN LUIS POTOSÍ, EL SUEÑO FRACASADO DE UN EMPORIO MINERO


Catedral barroca. Originalmente solo tenía la torre rosada de la derecha. Pero en el siglo XX se le añadió la otra y se cambiaron los apóstoles de la fachada, copiados de San Juan de Letrán , en Roma. Los primeros se colocaron en un lateral, por lo que ahora cuanta con 24 apóstoles. (foto del autor)


La basílica, nombrada así por el actual Papa, culmina un paseo de cerca de dos kilómettros que los más fieles recorren de rodillas solicitando perdón o sanar de enfermedades (Foto del autor)

La cárcel (hoy Centro Cultural) de la que se escapó Francisco Madero (cuya estatua se alza al frente) a pesar de sus fuertes muros y seguramente, entonces como ahora, gracias a comprar a sus carceleros. (Foto del autor)

La llamada Caja de Agua. Precisamentre la abundacia del líquido elemento fue la razón de la fundación de la ciudad (Foto del autor)

Vista de la Plaza de Los Fundadores (Foto del autor)

Templo del Cármen, de estilo churrigueresco (siglo XVIII)(Foto del autor)
 
San Luis Potosí, antigua ciudad colonial y centro minero, capital del estado de su mismo nombre, posee un centro histórico interesante aunque menos espectacular que otras antiguas urbes coloniales. Tiene cerca de 700.000 habitantes, varios centros culturales y universidades, tres teatros, un  par de grandes centros comerciales, unos cuantos buenos restaurantes y hoteles y…¡138 iglesias!. No en vano, tras su fundación allá por 1592, vinieron con los colonizadores y empresarios mineros no menos de nueve órdenes religiosas (franciscanos, mercedarios, jesuitas…).

La ciudad se llama así porque quería emular y aún superar a la riquísima ciudad boliviana del mismo nombre, productora de plata y cuyo nombre sirvió durante muchos siglos de referencia a la riqueza, tanto que en España aun se dice a una cosa valiosa que vale un Potosí. Pero las expectativos pronto resultaron exageradas y la producción minera, tras unos pocos años, comenzó a declinar y en 1620 ya comprendieron que aunque había minas y plata, no alcanzarían el valor que habían previsto. No obstante, era la ciudad más importante del nordeste de México hasta que ya en el pasado siglo XX fue superada por Monterrey.

Además de las minas (y las iglesias), los colonizadores dejaron su impronta en la perfecta cuadrícula del trazado de sus calles, llenas de comercios de segundo nivel,con unos cuantos edificios de espléndida apariencia, lo que fue aprovechado para que la ciudad fuera en dos ocasiones sede del Gobierno del presidente Juárez en la década de 1860 cuando la intervención francesa. Y en San Luis Potosí encarceló el presidente Porfirio Díaz a Francisco Madero, su oponente liberal en 1910 y cuyo movimiento y su Plan de San Luís le obligó finalmente a exiliarse.