Hernán Cortés, que conquistó México con ayuda de varios pueblos indígenas aliados en contra de los aztecas, es el gran ausente en la historia oficial de este país. Prácticamente nada le recuerda. En la capital, ninguna calle -salvo una, pequeña, perdida y lejana- acoge su nombre. Tampoco una estatua. Y eso que el escritor Carlos Fuentes, uno de los más reconocidos y prestigiosos, afirma que “Hernán Cortés es un personaje vivo en la historia de México”, aunque también dice que es el “gran ausente” y remata con la contundente frase de que “somos lo que somos, para bien y para mal, porque Hernán Cortés hizo lo que hizo”. También el premio Nobel mexicano Octavio Paz al tratar sobre el “mito negro de Cortés”, lo confirma como “un hombre extraordinario, un héroe en el antiguo sentido de la palabra. No es fácil amarlo, pero es imposible no admirarlo“. Pero en el inconsciente colectivo mexicano Hernán Cortés es repudiado y popularmente cuando alguien habla mal de México o critica alguna de sus acciones lo tildan de “malinchista”, pues el rechazo a Cortés se ensancha hasta su intérprete y amante nativa.
Pues bien, hace poco el historiador y antropólogo francés, Christian Duverger, ha presentado en la ciudad de México -sin demasiada resonancia, todo hay que decirlo- su último libro, Crónica de la eternidad. Tras estudios y consultas a diversas fuentes documentales, afirma que Bernal del Castillo, no escribió La historia verdadera de la conquista de La Nueva España. Y para mayor asombro, sobre todo de los mexicanos, dice que su autor fue en realidad el propio Hernán Cortés, al que califica además de gran soldado, estratega y conquistador como un aventurero renacentista, educado y cultivado en la universidad de Salamanca, líder humanista y verdadero fundador de la novela latinoamericana.
Aunque las pruebas y argumentos del historiador francés no han convencido a todos -Guillermo Seres, catedrático de la U. Autónoma de Barcelona, ya ha discrepado públicamente y presentado algunos argumentos en contra- la tesis de Duverger -y en eso coincide de pleno con Carlos Fuentes- nos presente a un Hernán Cortés diferente y muy alejado de la versión que en México tienen del mismo. Y convoca a que los historiadores mexicanos revisen y actualicen la versión oficial de esa historia, por otra parte tan controvertida -y no solo en lo que respecta a los conquistadores sino a todos las leyendas y mitos construidos a partir de la Independencia- y que desde la escuela enseñan una realidad muy deformada.