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La malinche |
Hernán Cortés padece de una leyenda negra muy enraizada en México. Tanto es así que en la capital de la república apenas tiene una pequeña calle con su nombre entre las miles existentes. Es el culpable de la conquista del México indígena, en gran parte idealizado, pues si bien es la cuna de grandes y admirables civilizaciones, como la maya y azteca -tan ducha en ciencias como la astronomía y sin embargo ignorantes de la rueda- el país estaba dividido en varios territorios al mando de diversas tribus enfrentadas entre sí y en algunas casos de comportamientos muy crueles. Y lo que hizo Hernán Cortes una vez que desembarcó en Yucatán en 1518 con 518 infantes, 16 jinetes y 32 caballos, 13 arcabuceros y 32 ballesteros, fue dirigirse hacia el centro del país y al año siguiente, 1519, tras fundar Veracruz, se alió con treinta pueblos totonacas -tradicionales enemigos de los aztecas- y que aportaron 1.300 guerreros a los españoles en Cempoala y más tarde derrotó a los tlaxcaltecas, que también se aliaron posteriormente con Cortés, y todos juntos fueron a Tenochtitlan, tras superar una emboscada en Cholula. En realidad lo que hizo Cortés fue aliarse con una de las partes en lo que podríamos llamar una guerra civil que al final derrotaron al imperio de Moctezuma. Indudablemente, fueron combates crueles por parte y parte como corresponde a la época.
Pues bien, esta versión de la conquista más respetuosa con la verdadera historia y en la que no hay malos ni buenos absolutos va abriéndose paso en los historiadores modernos, desterrando ideas como las que Cortés se impuso gracias a leyendas de que los indígenas se doblegaron a su paso al confundirlo con un dios, cosa no totalmente cierta como demuestran las batallas ocurridas. Ya, hace años, José Vasconcelos puso en valor la figura de Hernán Cortés calificandolo como creador de la nacionalidad mexicana, algo no admitido por otros historiadores contemporáneos suyos.
Incluso una de las televisiones generalistas mexicanas está emitiendo una serie de cuatro capítulos que bajo el nombre de “La Conquista” relata sin maniqueísmos la historia de acuerdo con esta nueva visión, aceptada por parte de las generaciones más jóvenes. TAnto es así que otra de las figuras más denigradas de ese periodo, La Malinche, intérprete de Cortes y su amante, está recobrando su verdadero e importante papel como una de las grandes figuras femeninas mexicanas que destacaron por su inteligencia y su cultura. Se puede decir que Hernán Cortés Monroy, capitán general y gobernador de Nueva España, está, cuatrocientos y picos años tras su muerte, volviendo a ganar otra batalla que terminará por resituarlo en su verdadero papel en la historia de México.
Aunque la desconfianza de México hacia España ahora se coloca en el plano empresarial y económico. Carreteras, puertos, ferrocarriles, aeropuertos y otras obras civiles que han ganado en subasta algunas grandes empresas españolas se ven con desconfianza. Lo mismo que el papel de Pemex en Repsol, tan discutido aquí como en España.