Mapa de la zona donde se señala la ubicación del desaparecido islote |
Un mapa de 1846 con la isla. |
El Hoyo de Dona, en el golfo de México, en donde se estima existe un potencial de más de 22.500 millones de barriles de crudo, un territorio compartido por México, Estados Unidos y Cuba, se está convirtiendo en objeto de una polémica que acusa a los norteamericanos de apropiarse ilegalmente de gran parte del área para perjudicar a Cuba y, al mismo tiempo, disminuir los derechos mexicanos sobre el petróleo allí ubicado.
La polémica, aunque ahora actualizada, parte del tratado firmado el 28 de noviembre de 2000 entre los expresidentes Zedillo (mexicano) y Clinton (estadounidense) que delimitaba la posesión del área. México, efecuaba la división territorial y fijaba sus límites apoyándose en la isla Bermeja situada cerca del centro del golfo de México y la península de Yucatán y ubicada en todos los mapas desde el siglo XVI, siendo citada dicha isla por vez primera en 1570. Puede verse asimismo en Google Maps. Pero a la hora del convenio Estados Unidos puso en duda su existencia y misiones exploratorias enviadas por México a la zona (el buque de la Armada Onjuku no encontró rastros del islote) determinaron su no existencia. Esto no tendría mayor interés sino fuese porque su ubicación permitiría desplazar hacia el norte el límite de las aguas territoriales mexicanas ampliando así su dominio sobre tres quintas partes de la zona petrolífera y ganando muchos millones de barriles de petróleo.
Ante el misterio de la desaparición de la isla Bermeja, si es que alguna vez existió, han surgido diversas teorías conspiratorias que acusan a los Estados Unidos de haber provocado su “evaporación”. Y en la polémica, como casi siempre en este país, se involucra a algunos políticos de connivencia con USA y de haberse vendido para aceptar y consentir esa desaparición. Se ha llegado a decir que la CIA fue la causante de haber volado el islote para quedarse así con el petróleo. Un científico de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) comentó que con una bomba de hidrógeo se podría haber volado la isla, aunque consideró muy improbable tal circunstancia que, además, habría dejado rastros fáciles de comprobar. Esa misma Universidad determinó su no existencia. Otros dicen que el desgaste y erosión producida por el mar durante siglos pudieron acabar con el islote. ¿Un nuevo triángulo de las Bermudas?
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