Acapulco (lugar de juncos, en lengua náhuatl) es posiblemente el destino más tradicional de vacaciones de los mexicanos, sobre todo de los que viven en la capital. Ocupa una franja costera a todo lo largo de la bahía de Acapulco y se divide en tres tramos claramente diferenciados: la parte antigua, con un centro comercial decrépito y un tráfico imposible; el Acapulco Dorado, que ocupa la parte central de la bahía; y Acapulco Diamante, la zona más moderna con grandes hoteles y lujosas urbanizaciones. En total, unos setecientos mil habitantes que se incrementan formidablemente con los veraneantes.
Cuando llegaron los españoles, en 1512, y vieron la hermosa bahía lo primero que hicieron fue construir un puerto, con su muelle y su astillero. Al mismo tiempo organizaron una ruta comercial terrestre con la ciudad de México, conocida posteriormente como el Camino de Asía pues era la vía por la que llegaban las mercancías asiáticas que los galeones traían de China y Filipinas. El complejo comercial se completaba con el conocido como Camino de Europa que unía a la ciudad de México con Veracruz, y este puerto enlazaba con los navíos que iban a Cuba y a España. Tras la independencia esa ruta comercial languideció hasta desaparecer y Acapulco perdió toda su importancia, hasta que ya a finales de los años veinte del siglo pasado se hizo una carretera que unía a la capital de la república con la población costera y se convirtió en la residencia vacacional de los capitalinos.
A partir de los años cincuenta Acapulco se promociona, gracias en gran parte, a Hollywood que rueda una serie de películas en su bahía. Es más, John Wayne, Jhonny Weissmuller, Errol Flyn, Richard Widmark, Cary Grant, Tyrone Power, Roy Rogers y Fred McMurray formaron una sociedad que llamaron The Hollywood Gang y compraron un hotel para acudir con frecuencia a Acapulco. Eso catapultó a la fama a la población.
Actualmente, ya no tiene ese glamour aunque sigue siendo frecuentada por artistas tanto del cine como de la música mexicana y, sobre todo, de la televisión y sus telenovelas, y en ella tienen su residencia vacacional muchas personas conocidas tanto del mundillo artístico como de los negocios. Pero la falta de planificación urbanística ha convertido a la bella bahía en un repertorio de grandes edificios, lujosos hoteles y urbanizaciones de calidad que rodean el litoral siguiendo la carretera Costera y que más adelante se transforma en la carretera Escénica pero que ocultan la vista de la bahía e impiden en muchos tramos el acceso a las playas. Un urbanismo salvaje que ha primado a las construcciones privadas y que ha destrozado lo que podría haber sido un paseo marítimo espectacular.
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